La mujer temía que la vacuna le causara infertilidad
Haley Mulkey Richardson, una enfermera del sur de Alabama que tenía casi siete meses de embarazo, falleció por complicaciones de COVID-19, al igual que su bebé.
Julie Mulkey, la madre de Haley, decidió compartir la historia de su hija para que otras mujeres embarazadas entiendan la importancia de vacunarse contra el COVID-19.
La madre de Haley contó al medio local AL.com que su hija no quiso vacunarse porque planeaba tener otro bebé y temía que la vacuna afectara su fertilidad, además temía a las reacciones alérgicas, pues en el pasado había atravesado episodios de anafilaxia.
Sin embargo, a finales de julio Haley se contagió de COVID-19 y estuvo con síntomas en su casa durante una semana, pero tuvieron que hospitalizarla porque su frecuencia cardíaca comenzó a elevarse.
Haley esperaba un milagro
Después de tres días hospitalizada, el médico obstetra le dijo que iba a perder a su bebé porque su salud seguía empeorando y Julie realizó una última publicación en su Facebook donde señaló que seguía rezando y esperaba un milagro.
“Aquí en la oscuridad, en las primeras horas de la mañana, es tan fácil fingir que todo esto fue sólo una pesadilla o que estoy aquí en esta cama de hospital debido a mis propios problemas con COVID. No por nada de malo con mi dulce niña a quien pensé que estaba protegiendo en mi propio útero”, decía parte de su publicación.
Lamentablemente su bebé falleció el pasado 18 de agosto cuando tenía 27 semanas de gestación y la enfermera falleció dos días después, dejando a su otra hija pequeña de 3 años de edad.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomiendan a las mujeres embarazadas que se vacunen y han desmentido que la vacuna cause infertilidad.
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