México a Trump: "Mejor bájale dos rayitas".
Por: Omar Porcayo
No hay día que no llegue, ni plazo que no se cumpla, y el próximo miércoles 16 de agosto, iniciarán formalmente las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Canadá, Estados Unidos y México.
Los equipos todavía no se sientan a discutir los pormenores del acuerdo y las tensiones y amenazas ya se palpan en un terreno áspero, que tiene a los mercados en ascuas, esperando cualquier sobresalto para impactar a una u otra moneda.
Estados Unidos prepara sus armas para imponer sus condiciones, pero México también presume de tener contrapesos, como su cooperación en el tema migratorio y de seguridad.
El gobierno de Donald Trump está empecinado con disminuir el déficit comercial que hay con México, debido a los bajos salarios, la poca regulación ambiental y regulatoria, que ha favorecido la actividad manufacturera y convirtió a la industria mexicana en una de las principales exportadoras a nivel mundial.
“Desde la implantación del TLCAN en 1994, la balanza comercial bilateral de Estados Unidos y México pasó de un superávit de 1.300 millones de dólares a un déficit de 64.000 millones en 2016”, dio a conocer la Oficina de Representación Comercial de Estados Unidos .
“Los objetivos de la negociación incluyen también agregar un capítulo sobre economía en internet e incorporar y fortalecer las obligaciones laborales y medioambientales, que en la actualidad son acuerdos laterales del TLCAN”, agregaron, al dar a conocer los puntos más importantes que llevarán a la mesa.
Otra de las imposiciones estadounidenses que ha generado controversia es el intento de terminar con el Artículo 19, que faculta a un panel independiente para la resolución de controversias. Canadá ha manifestado que es una “línea roja” que no cruzarán, porque si los asuntos se resuelven en las cortes, Estados Unidos impondrá su peso.
El secretario de Economía en México, Ildefonso Guajardo, expresó en declaraciones a Reforma que su país irá a las negociaciones con buena disposición, pero adelantó que de no ser bien tratados, responderán con la misma moneda.
“Si no nos tratan bien comercialmente, no deberían de esperar que los tratemos bien conteniendo la migración que viene de otras regiones del mundo y cruzan por México”, dijo el funcionario, que quiere incluir asuntos migratorios, como mejores condiciones para los trabajadores mexicanos agrícolas en Estados Unidos.
“No deberían de esperar que se les trate bien en colaboración con temas de seguridad en la región”, agregó en referencia a los esfuerzos que hace el gobierno mexicano en la lucha contra los cárteles de la droga, que pasan por la frontera toneladas de estupefacientes todos los días.
Guajardo aseguró que México tiene un plan B o escape de salida en caso de que las diferencias lleguen al punto de rompimiento, en el que buscarían nuevos horizontes para sus exportaciones.
Alex Covarrubias, profesor en la Universidad de Sonora de México, experto en industria automotriz, lamentó en entrevista con AP que el gobierno mexicano no sea propositivo y no quiera revisar asuntos como la equidad salarial de sus ciudadanos.
“Casi todos los contratos (laborales) que se firman en México son ilegales, lo que supone que son contratos de empresa, que los trabajadores no conocen… Están reaccionando, esperando a ver lo que dice el gobierno de Trump, pero no tienen nada proactivo, ninguna propuesta”, explicó.
A nivel macroeconómico, las grandes corporaciones mexicanas han sido las beneficiadas del acuerdo que entró en vigor en 1994, pero estudios oficiales revelaron que los salarios para la población en general cada vez son más bajos.
Facebook
Twitter
Instagram