La comunidad internacional agacha la cabeza mientras el 'bully' Trump se ensaña con México.
Por: Omar Porcayo
“México está en una posición terrible, nosotros no”, así justificó un alto funcionario canadiense la decisión de su gobierno, encabezado por el primer ministro Justin Trudeau, de no hacer equipo con México para encarar la inminente renegociación o desaparición del Tratado de Libre Comercio que propone Donald Trump.
“Queremos a nuestros amigos mexicanos, pero nuestros intereses nacionales van primero y la amistad después. Las dos cosas no son mutuamente excluyentes”, agregó dando un claro paso al costado, mientras el presidente estadounidense se ensaña con su vecino del sur.
La “guerra” que Trump inició contra México en campaña se ha agudizado desde que tomó la presidencia hace unos días. En muy poco tiempo intensificó sus agresiones hasta el punto de provocar la cancelación de la primera cumbre bilateral que tendría lugar en Washington el próximo martes.
“El presidente de México y yo, acordamos cancelar la reunión. Si no nos respetan no tiene sentido”, dijo Trump en una reunión del Partido Republicano este jueves en Filadelfia.
Trump ha lastimado a la economía mexicana evitando inversiones, ha ordenado construir un muro en la frontera que quiere obligar a pagar a los mexicanos, y propone la criminalización y expulsión de millones de inmigrantes mexicanos en su país.
Ante esta actitud de “abusador”, el silencio de la comunidad internacional es estridente.
Ningún gobierno ha respaldado a México hasta el momento de la acometida del Trump presidente. Una serie de agresiones que rebasan el plano político o comercial y entran en el terreno de la violación a los derechos humanos.
¿Por qué habría un país soberano de pagar una fortuna, por una construcción en otra nación?
Para Julio Hernández, columnista de La Jornada, el poco capital político de Peña Nieto es una de las razones por las que el mundo se ha mantenido al margen del conflicto.
“En su condición tan debilitada en lo interno y en su relación desde ahora sometida con Trump, Peña Nieto está políticamente solo en el plano internacional”, escribió Hernández.
“Canadá, que podría haber constituido un aliado natural para defender ciertos aspectos del TLC, ha hecho saber que defenderá lo que a su interés nacional convenga, no más”, agregó.
El poder militar y económico de los Estados Unidos ha provocado la cautela de la mayor parte del mundo, ante un personaje abusivo, que ha decidido atacar a México para legitimarze ante sus seguidores y después de una elección que él mismo ha cuestionado.
Durante su campaña, el menosprecio a México era celebrado con tronadores aplausos, y para los especialistas, el muro es más simbólico que práctico. Con el número de inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera a la baja y la corrupción de los agentes fronterizos rampante, resulta infructuosa una inversión de ese tamaño.
“El maltrato crece de dos variables: la superioridad del maltratador y el silencio y permisividad del resto. Canadá mirará a otro lado, como buena parte de la comunidad internacional está ya mirando a otro lado, esperando que ellos no sean los siguientes de la lista del ‘bully’“, acusó el periodista Javier Brandolli en un blog de The Huffington Post.
La solidaridad que se podría esperar en América Latina aún no llega. Brasil, Argentina, Chile o Venezuela, han guardado pasmoso silencio mientras se anuncia el muro que separará a los Estados Unidos del resto del continente.
No son palabras de aliento las que hacen falta, ante el escenario actual, México está ávido de nuevos socios comerciales y la protección de los organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas y la Organización Mundial de Comercio.
Mucho podría achacarse a la política exterior mexicana, que siempre privilegió su relación con los estadounidenses, antes que frentes comunes con Latinoamérica.
Para el intelectual Enrique Krauze, México siempre ha sido un buen vecino de los Estados Unidos, pero hay momentos en los que debe imponer su dignidad.
“La amistad entre dos naciones modernas es una relación de mutuo beneficio cuya armonía vale la pena preservar. Debe evitarse la confrontación. Pero México no es el país indefenso de 1846. En caso de conflicto, cuenta con recursos legales para responder en el ámbito comercial, migratorio, diplomático, de seguridad, etcétera”, escribió Krauze en The New York Times.
“No está solo, porque encontrará el respaldo de actores claves en la política, la economía y la opinión pública de Estados Unidos y el mundo. De su éxito depende el bienestar de decenas de millones de personas. Y esta es una batalla de un alto significado ético que vale la pena librar”, se esperanzó.
La historia ha dejado en claro que cuando una potencia comienza a atacar a un país pequeño y tiene éxito, es solo cuestión de tiempo para que apunte sus baterías a otro. El mundo debería recordarlo, ahora que no es tarde.
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