México se enfrenta a un "bully", un abusador que encontró en los insultos y las amenazas la forma de prosperar en la política y no piensa detenerse. El problema más grave, es que quien debería de defender a sus ciudadanos, se esconde detrás de una mal entendida diplomacia.
Por: Omar Porcayo
Donald Trump ha amenazado a México de todas las maneras posibles: el muro, las deportaciones, el fin de los acuerdos comerciales. Pero las respuestas del gobierno mexicanos son tibias, tanto, que podrían confundirse con el miedo y eso puede tener consecuencias sociales y económicas funestas, tanto para los mexicanos de este, como del otro lado de la frontera.
Los efectos nocivos del discurso racista en contra de México son cada vez más evidentes. Van desde los maltratos a las personas en la calle, hasta las especulaciones financieras y eso que todavía faltan casi 100 días para las elecciones.
Un sondeo realizado por el Centro de Investigación Pew reveló que el clima antiinmigrante en los Estados Unidos se ha incrementado, a partir del proceso electoral. Uno de cada dos hispanos dice haber sido discriminado por cuestiones de su raza, desde que Trump apareció en la escena política.
El análisis encontró que el problema se agudiza entre los latinos de 18 a 29 años de edad en un 65%, y en un 62% entre los que nacieron aquí. La incidencia es del 41% para los hispanos nacidos en el extranjero.
Y es que la retórica del candidato republicano ha azuzado a sus seguidores en contra de los inmigrantes, especialmente de los mexicanos.
No existe otro país en el mundo que sentiría más los devastadores efectos de la presidencia de Trump que México. Tan es así, que los inversionistas ya están especulando en contra de su economía, con calificaciones bajas y cautela.
Ante esta situación alarmante, las respuestas del gobierno mexicano palidecen, resultan precavidas en exceso, casi temerosas.
La canciller Claudia Ruiz Massieu, informó que han comenzado gestiones diplomáticas para entablar un diálogo con los candidatos a la presidencia, Hillary Clinton y Donald Trump.
“Tenemos la evidencia de que los inmigrantes y en particular los mexicanos sólo han creado bienestar y prosperidad para Estados Unidos”, expresó recientemente, como si pudiera hacer entrar en razón a Trump.
Trump ha amenazado explícitamente al gobierno mexicano con obligarlo a hacerlo pagar por la construcción de un muro en la frontera, con deportar a millones de sus ciudadanos y deshacer el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
A decir del politólogo Jesús Silva-Herzog Márquez, Enrique Peña Nieto desperdició una oportunidad de oro para contestar a los insultos del republicano a la altura de las circunstancias, cuando el presidente Barack Obama lo invitó en medio de las dos convenciones que se celebraron en julio.
“El presidente de México pudo haberse insertado con dignidad en un debate en donde participamos como costal para los puñetazos. Desaprovechó la ocasión”, escribió en su espacio en Reforma.
“Viajó a Washington para expresarle su respeto a quien nos amenaza con estas guerras. Se desdijo incluso de aquella comparación con Mussolini y Hitler. Me sacaron de contexto, dijo, casi pidiéndole perdón al candidato republicano”, condenó Silva-Herzog.
El periodista León Krauze coincidió en que el silencio del gobierno mexicano resulta estridente.
“Otro día con Trump pintando a México como el gran villano. Seguimos esperando la respuesta del gobierno mexicano…”, escribió en su cuenta de Twitter.
Y es que Peña Nieto está más preocupado por pedir perdón a los mexicanos y resarcir su maltrecha imagen, que por defender al país de las agresiones. No cabe duda que la debilidad de su presidencia, ha sido aprovechada a la perfección por el abusador llamado Trump.
¿Y ahora, quién podrá defendernos?
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