Según él, no pretende arruinar a su país. Entonces, ¿por qué hace lo que hace?
No hay en la historia reciente un presidente mexicano más rechazado que Enrique Peña Nieto. Sus niveles de aprobación son patéticos, sin embargo él jura que nunca ha actuado intencionalmente para lastimar al país.
“No creo que ningún presidente se haya levantado pensando cómo joder a México”, dijo este martes en el Foro Impulsando a México, celebrado en la capital azteca.
“Más allá de la evaluación que ustedes tengan sobre el presidente, hablemos bien de México”, expresó con soltura.
El presidente admitió que ha tenido errores, pero también logros: “No caigo en autocomplacencias, soy el primero en reconocer fallas, errores, desaciertos, pero también reconocer avances y logros que hemos tenido”.
Dicen que todos merecen el beneficio de la duda, pero si Peña Nieto no ha querido “joder” a México, entonces es inexplicable:
Su invitación a Donald Trump a la residencia oficial de Los Pinos. Lo rescató en el momento más difícil de su campaña.
Que su gobierno no haya tomado ninguna medida preventiva para evitar la fuga del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte.
Que sus empresarios favoritos ganen licitaciones millonarias y luego a manera de “favor”, le construyan una mansión en Las Lomas de Chapultepec.
Que manche la institución presidencial por haber plagiado su tesis.
Que viaje con comitivas onerosas por el mundo, con dinero de todos los mexicanos.
Todo esto lo hizo Peña Nieto sin querer “joder” a México. Como diría El Chavo del Ocho, fue “sin querer queriendo”.
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