La historia del dopaje en las Olimpiadas es más antigua de lo que parece.
Por: Oso Oseguera y Gerardo Juárez
El Comité Olímpico Internacional perdonó a los atletas rusos. El público no, y en cada aparición han sido abucheados por haber hecho trampa.
Rusia no es la única culpable. Treinta y seis atletas de 17 naciones dieron positivo en una variedad de sustancias prohibidas, incluyendo clembuterol, estanozolol, entre otros, en Londres 2012.
La historia del dopaje en las Olimpiadas se remonta al arranque de los juegos. Está documentada la ingesta de hongos alucinógenos.
En México 1968, un año después del comienzo de las pruebas de doping, el único transgresor fue Hans-Gunnar Liljenwall, un pentatleta sueco que supuestamente bebió “dos cervezas” para calmar sus nervios. Él y su equipo fueron descalificados por dar positivo en etanol y perdieron la medalla de bronce.
En los juegos de 1972, fue suspendido un atleta por abuso de cafeína. El número y la sofisticación de violaciones han empeorado.
De todos los Juegos Olímpicos de verano celebrados desde 1968, solo en uno no ha habido ninguna violación por dopaje: Moscú 1980.
Análisis independientes sugieren que diecinueve ganadores que llegaron al podio utilizaron sustancias prohibidas. A los juegos de Moscú debería llamárseles los “Juegos de la Química”.
Facebook
Twitter
Instagram