La primera línea de resistencia por la defensa de nuestra comunidad son los represenantes y están listos para dar la batalla.
Por: Omar Porcayo
Se acerca el 20 de enero, el día en el que Donald Trump tome posesión como el presidente número 45 de los Estados Unidos. Más que una jornada de pesar, el próximo viernes será el inicio de la lucha por los derechos y la libertad, y un grupo de representantes latinos lo saben.
Al menos cinco representantes de origen latino junto a otras decenas de colegas “rebeldes” han anunciado que boicotearán la inauguración del millonario estadounidense, por considerarlo ilegítimo, así como sus políticas discriminatorias en contra de las mujeres, las minorías y los inmigrantes.
Funcionarios como Nydia Velázquez, Luis Gutiérrez, Raúl Grijalva, José Serrano y Adriano Espaillat, han manifestado públicamente su rechazo a la ceremonia de investidura de Trump. Algunos en su lugar acudirán a una marcha por los derechos de las mujeres en Washington el 21 de enero.
“No podría ver a los ojos a mi esposa, mis hijas o mi nieto, si me sentara ahí y presenciara, es como si todo lo que dijo como candidato acerca de las mujeres, los latinos, los negros, los musulmanes, o todas las cosas que dijo en discursos y tuits estuvieran bien o se borraran de nuestra mejora colectiva”, expresó Luis Gutiérrez, representante de Illinois.
La toma de posesión de Trump será por demás anormal y lejos de la histórica tradición democrática de los Estados Unidos. Una encuesta de The Washington Post reveló que la baja popularidad del próximo presidente no tiene precedente, pues tiene un índice de desaprobación durante la etapa de transición del 51 %. Su antecesor, Barack Obama, registró en 2009 una desaprobación de solo 12 %.
Nydia Velázquez, la primera puertorriqueña elegida al Congreso, también manifestó en Twitter que tiene algo más importante que hacer el próximo viernes en la capital del país.
I will not be attending inauguration of @realDonaldTrump but WILL participate in the @womensmarch on January 21st. https://t.co/tlqS26ulj7
— Rep. Nydia Velazquez (@NydiaVelazquez) January 9, 2017
“Mi ausencia no es motivada por falta de respeto a la presidencia o al gobierno que tenemos en esta gran democracia, pero como un acto individual, sí es un desafío a la falta de respeto que se ha mostrado a millones y millones de norteamericanos por la próxima administración…”, expresó en su canal de YouTube el representante por Arizona, Luis Grijalva.
José Serrano de New York, específicamente de South Bronx, donde hay una gran concentración latina, también dejó en claro que no solapará las actitudes de un hombre como Trump.
I will not attend the #inauguration2017 next week- cannot celebrate the inauguration of a man who has no regard for my constituents. #Bronx pic.twitter.com/Uz3NTgXl35
— Jose E. Serrano (@RepJoseSerrano) January 12, 2017
En el marco del fin de semana en que se conmemora el legado del Dr. Martin Luther King, Adriano Espaillat, primer dominicano elegido al Congreso, explicó las razones por las que se unió al boicot.
“Muchos dieron sus vidas para construir el sueño del Dr. King. Es nuestro deber preservar su legado y el del presidente Obama… Donald Trump trata de hacernos retroceder con gente como Steve Bannon y Jeff Sessions. Por eso no asistiré a la inauguración. Donald Trump. La retórica de odio con la que ensució su elección continuará durante su administración. Ese no es el sueño del Dr. King”, expresó en su sitio de Facebook.
Dentro de la oscuridad por la inminente toma de posesión de Trump, brilla la rebeldía de quienes están dispuestos a dar la batalla. Decenas de artistas se negaron a comparecer al acto, por lo que el republicano se tuvo que conformar con un grupo de músicos de la escena local.
I have turned down the invitation to perform at the inauguration, then they asked if I had Eric Estrada's phone number #FTP #pelosmelapela
— George Lopez (@georgelopez) January 2, 2017
Aunque el resultado de la elección presidencial no fue el esperado para la mayoría de la comunidad latina, a nivel de representantes se logró un número histórico que comienza a dar frutos y deberán ser la primera línea de defensa en la lucha por la equidad.
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