Robert es irlandés pero se hace llamar Beto, Rafael es cubano pero se hace llamar Ted.
A pesar de tener raíces irlandesas y de estar compitiendo en contra del hijo de un cubano, Beto O’Rourke se ha convertido en el candidato de la comunidad hispana en Texas y para comprobarlo retó a su oponente a debatir seis ocasiones, dos de ellas en puritito español.
Sí, Robert Francis, que desde pequeño ha preferido llamarse Beto, es bilingüe y está dispuesto a ganarse el voto latino en su idioma. En el otro lado está Rafael Edward Cruz que irónicamente optó por un nombre anglo, se hizo llamar Ted y no domina el idioma de su padre.
The Texas Tribune reportó este martes que el equipo de Beto está en contacto para coordinar los detalles y las plataformas del debate con el del republicano Cruz, quien busca reelegirse como senador por Texas.
“Queremos coordinar todos los detalles de los debates con su equipo de aquí al 10 de mayo”, escribió al cuartel de Cruz, Jody Casey, jefe de campaña de O’Rourke.
A pesar de que Cruz no puede mantener una conversación en español y su plataforma política representa a la ala más dura del Partido Republicano, su campaña dijo estar abierta a propuestas.
Ted Cruz intenta contestar a la prensa en español:
“Estamos considerando todas las posibilidades y estaremos trabajando junto a los posibles anfitriones y la campaña O’Rourke. Queremos que todos los texanos de todo el estado puedan escuchar directamente de los candidatos su visión sobre el futuro”, contestó al reto Catherine Frazier, vocera de Cruz, en una declaración al diario texano.
Un debate en español no es terreno desconocido para O’Rourke. En 2012 debatió en la “lengua de Cervantes” con Silvestre Reyes en las primarias por el Congreso en el Partido Demócrata, mismas que ganó y a la postre se convirtió en representante por El Paso.
Los tropezones de Cruz debatiendo en español son infames. Basta recordar las primarias por la candidatura presidencial del Partido Republicano, cuando se convirtió en el hazmerreír por un intercambio con el también hispano Marco Rubio.
Y es que el electorado hispano en Texas, donde la comunidad se cuenta por 11 millones y creció a una tasa del 60 % entre el año 2000 y el 2015, puede ser decisivo en una competencia inusualmente pareja. Lo que antes hubiera sido una victoria fácil para Cruz por el dominio republicano en el estado, ahora es una contienda en la que el republicano solo tiene ventaja de 3 %.
El enojo de la comunidad latina con la gestión del presidente Trump y el Partido Republicano encabezado por el gobernador Greg Abbott en la entidad, explica en parte la popularidad y competitividad de O’Rourke.
El demócrata no solo tiene la preferencia de los latinos por su abierta posición proinmigrante. También de parte del capital que ha aportado a su campaña $13.2 millones de dólares, superando en ese rubro a Cruz.
Por si fuera poco, su dominio del español puede ser otro punto a favor de O’Rourke pues el peso del idioma español en la política estadounidense cada vez es más grande. Un informe de The Hispanic Council encontró que de los 441 miembros de la Cámara de Representantes, 62 usan español en su comunicación digital, siendo los congresistas de Nevada, Conneticut, Colorado y Massachussets, los que más utilizan el idioma.
Se trata de un 14 % del total de representantes. Aunque el español sigue subrepresentado dado que el 18 % de la población en Estados Unidos es hispana, sí supera el total de votantes que es del 12 %.
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