Un estado progresa y abraza a los inmigrantes, otro discrimina y acosa.
Por: Omar Porcayo
California y Texas se han convertido en los polos opuestos de la discusión migratoria que desató Donald Trump. Mientras en un estado se promulgó la peor ley antiinmigrante de la historia, en otro se discute una propuesta para convertirse en “estado santuario”.
El estado dorado y el estado de la estrella solitaria tienen mucho en común: Albergan un 40 % de población latina, son la primera y segunda economía del país, tienen la mayor frontera y hacen más negocios con México que cualquier otra entidad, y están gobernados por amplias mayorías partidistas (demócratas en California y republicanos en Texas). Sin embargo su aproximación al tema migratorio es contrapuesto.
El gobernador texano Greg Abbott aprobó la ley SB4 que entrará en vigor el 1 de septiembre. Esta iniciativa da facultades a los policías para hacer funciones de agentes de migración y solicitar a los detenidos su estatus migratorio. También amenaza con sanciones económicas y de cárcel, a los funcionarios locales que se nieguen a cooperar con el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Detractores de dicha ley como William McManus, jefe de la policía en San Antonio, aseguran que solo se inhibe la participación ciudadana y se hace a las comunidades menos seguras: “los inmigrantes desconfiarán de la policía y evitarán denunciar crímenes de los que fueron víctimas o testigos.
Organizaciones no gubernamentales tachan la legislación de discriminatoria, pues generará un perfil racial en contra de la comunidad hispana. Al oficializar el “muéstrame tus papeles”, inmigrantes y ciudadanos estarán a merced del hostigamiento policial. Incluso la Unión de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), lanzó una alerta de viaje a las personas que piensen viajar a Texas, pues sus derechos pueden ser violentados.
Mientras tanto en California, el líder del Senado, Kevin de León, impulsó la ley SB54, o Ley de los Valores de California que busca impedir a cualquier departamento de seguridad en el estado cooperar con ICE. La propuesta ya fue aprobada por el Senado y se discute en la Asamblea, de ser aprobada marcaría todo un hito a nivel nacional.
Y es que los dos estados están marcando la pauta en una batalla legal por la inmigración. De acuerdo con la Conferencia Conferencia Nacional de legislaturas estatales, hay decenas de propuestas anti y pro inmigrantes discutiéndose en los congresos locales, por eso es relevante lo que pasa en los dos estados más poblados del país.
Recientemente Florida rechazó nueve propuestas similares a la SB4, mientras que en Colorado se discute la ley 281 que faculta a las víctimas de crímenes de inmigrantes demandar a las ciudades santuario. En localidades como Sacramento y Nueva York, se empuja la aprobación de fondos para ofrecer asistencia legal a inmigrantes indocumentados que enfrentan un juicio por deportación.
Definitivamente se trata de un asunto meramente doctrinal, pues estudios han demostrado que las ciudades santuario son más seguras que el promedio nacional y que los inmigrantes son menos propensos a cometer crímenes que los nativos.
Otro hecho es que estas decisiones legislativas son un parteaguas en la política estatal y California lo sabe. Cuando en 1994 el congreso californiano aprobó la proposición 187 que restringía los servicios públicos a las personas indocumentadas, los electores se decantaron por el partido demócrata y los republicanos menguaron su presencia permanentemente. En la actualidad hay más votantes registrados como independientes que como republicanos.
En Texas el Partido Demócrata ha ido creciendo poco a poco, hasta controlar las grandes ciudades, sin embargo los hispanos tradicionalmente han apoyado al Partido Republicano, pero la SB4 puede cambiar el panorama drásticamente, pues muchas organizaciones la han tomado como una afrenta.
California o Texas, ¿quién ganará la batalla por la inmigración?
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