Hartos de que vayan a sus comunidades solo a "tomarse la foto", hay una rebelión en contra de las elecciones de julio.
En México el 6.5 % de la población son indígenas, es decir cerca 7.8 millones personas. Para darnos una idea más clara de su magnitud es la misma cantidad de habitantes que hay en todo Honduras, sin embargo las próximas elecciones presidenciales parecen ajenas a las comunidades, históricamente relegadas de las políticas públicas.
Los candidatos siguen acercándose en campaña, se vistan con sus trajes típicos y luego reducen su apoyo a dádivas. Por eso varias etnias han expresado su rechazo e incluso se han posicionado en abierta rebelión en contra de los comicios del próximo 1 de julio.
Lo que comenzó de forma alentadora con la precandidatura de la indígena nahua María de Jesús Patricio Martínez, “Marichuy”, se desdibujó hasta convertirse en otra de tantas elecciones en las que los intereses de los pueblos originarios de México están olvidados.
“Marichuy” no consiguió el número de firmas que le impuso el Instituto Nacional Electoral (INE) para avalar su candidatura y aunque candidatos como Andrés Manuel López Obrador y Jaime Rodríguez “El Bronco” la han buscado para que se sume a sus proyectos, la respuesta ha sido un contundente “no”.
“No hay ningún partido que recoja las reivindicaciones indígenas. Nunca nos han escuchado”, aseguró en un comunicado el Congreso Nacional Indígena (CNI), organización fundada en 1996 que impulsó la candidatura de “Marichuy”.
Hartos de discursos huecos y demagogia en esta elección los indígenas piensan llevar sus acciones un escalón arriba, boicoteando la apertura de urnas y exigiendo la determinación de sus autoridades por los usos y costumbres.
“Ya no queremos partidos politicos”, dijo a la prensa María Luisa Jiménez, representante indígena del municipio de Chilón al salir del INE local en Chiapas donde entregó un oficio con sus exigencias.
“Queremos elecciones por usos y costumbres como nuestros ancestros”, secundó Diego Mendoza Hernández, otro representante comunal de Sitalá.
En regiones como Chiapas, Michoacán, Jalisco e Hidalgo, ha tomado fuerza el argumento de que los políticos solo “dividen a las comunidades”, y por ese motivo pueblos wixárikas y hnahñus, han determinado impedir el acceso al personal del INE.
“Los candidatos únicamente generan problemas y divisionismo en la comunidad y más aún durante su periodo de gobierno”, Consejo Supremo Indígena.
Para especialistas era cuestión de tiempo en que el hartazgo de las comunidades se transformara en acciones y aunque no ha tomado tintes como los del levantamiento armado del Ejército Zapatista en 1994, sí se han denunciado intimidaciones de parte de las autoridades.
“En México se ha impuesto es un nacionalismo en el que el Estado mexicano es una sola nación unitaria. No se reconoce la plurinacionalidad, a pesar de que hay 50 pueblos originarios”, dijo a Playground Carlos Illades, investigador y politólogo.
El Consejo Supremo Indígena de Michoacán ha denunciado amenazas de muerte en contra de las autoridades comunitarias por su intento de boicot al establecimiento de casillas en el territorio.
El #Consejo Supremo Indígena de #Michoacán #denunció #amenazas de muerte y actos de #intimidación en contra de las autoridades de #comunidades #originarias que NO permitirán #instalación de #casillas #electorales. #Silvano #IEM #INE #Elecciones2018 pic.twitter.com/Y33WnKDKqD
— COMUNA P'URHÉPECHA (@ComunaKeri) April 23, 2018
“José Antonio Meade fue a tomarse la foto a San Juan Chamula, pero cuando era secretario de Hacienda, recortó el presupuesto federal para los indígena; López Obrador ya anunció que la institución que los atendería sería dirigida por Adelfo Regino Montes, cuando más bien, si se atuviera a los derechos indígenas establecidos en convenios internacionales, debería hacer una consulta antes de nombrar un director y Ricardo Anaya ni tiene propuestas”, dijo a La Opinión Margarita Warnholtz, analista de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
En enero Andrés Manuel López Obrador visitó dos de las comunidades indígenas más marginadas de la región de los altos de Chiapas, Chenalhó y San Juan Chamula. Ahí se vistió con la indumentaria tzotzil.
Uno de los principales reclamos de representantes de organismos de derechos humanos es la ausencia de políticas específicas para el desarrollo de las comunidades indígenas y los inmigrantes. Ambos casos están íntimamente relacionados pues muchas personas se siguen viendo forzadas a dejar sus comunidades para emigrar a Estados Unidos en busca de trabajo.
En algunas comunidades de México se sigue respetando la elección de autoridades por medio de los usos y costumbres. De hecho, en municipios de estados como Oaxaca y Tlaxcala, una parte de los representantes se elige por medio de las votaciones locales que organiza el INE y otra por el método comunitario.
El formato para elegir autoridades por usos y costumbres lo determina cada pueblo, puede ser “a mano alzada” o por voto en una urna. Tiene un calendario independiente al del INE y no se restringe a cada tres años.
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