La historia de este mexicano es una de esas que parece un guion de película, pues está llena de drama y complicaciones, pero tiene un final verdaderamente feliz.
Carlos Gaytán nació en 1970 en la comunidad de Huitzuco, en Guerrero, en una familia de escasos recursos, y como muchos otros jóvenes, cuando cumplió 18 decidió irse de mojado a Estados Unidos para perseguir el sueño americano.
Gaytán cruzó la frontera en 1990, llegó a Chicago, y logró conseguir empleo en la despensa del hotel Sheraton North Shore Hotel, pero como vieron que era muy chambeador y tenía buena mano para la comida, un año después lo ascendieron a cocinero.
Ahí Carlos fue encontrándole el amor a los platillos gourmet y descubriendo sus habilidades para cocinar, y en el 2004 logró convertirse en chef ejecutivo de un prestigioso hotel, el Bistrot Margot.
Mientras trabajaba en el Margot el mexicano se hizo pupilo del famoso chef Dominique Tougne, y poco a poco fue aprendiendo nuevas técnicas en la cocina y desarrollando su propio estilo.
Hasta que en 2008, después de más de 10 años de trabajar en las cocinas, decidió abrir su propio restaurante, el Mexique Chicago, un lugar de comida fusión francesa y mexicana que incorpora los sabores más ricos de su país con la estética y el concepto de los europeos.
“Todo lo que hago es un recuerdo de mi niñez, trato de duplicar esos sabores [de México], pero en mi estilo. Son importantes las influencias que tengo desde niño hasta hoy”, confesó Carlos a El Financiero.
Su negocio fue un éxito, y en menos de un año se convirtió en uno de los mejores restaurantes de Chicago, de acuerdo con la Chicago Magazine. Además, Carlos fue nombrado el “Mejor Chef del Año”, en el 2011, por la American Culinary Federation.
Pero en el 2013 se convirtió en el primer restaurante de origen mexicano en conseguir una estrella en la Guía Michelín, y las mesas de su local se volvieron a llenar de gente que quería probar la magia del chef mexicano que había conquistado a todo el mundo.
Gaytán dijo a El Universal que abrirse camino en Estados Unidos no fue nada sencillo, pero que por suerte el descubrió que los gringos tenían una debilidad por los sabores de México, y que los mexicanos tenían mucho que ofrecerles a los estadounidenses.
“No fue nada fácil. La verdad ha sido mucho esfuerzo y tiempo, pero sobre todo ganas de lograrlo. Cuando uno tiene el corazón y la dedicación para hacer las cosas estas salen”, dijo Carlos al periódico mexicano.
Ahora el Mexique sigue siendo uno de los mejores 14 restaurantes de Chicago, según el Chicago Eater, y Carlos abrió también una sucursal en México llamada Ha’, en el hotel Xcaret México. Por si fuera poco, en su tiempo libre apoya a otros chefs mexicanos y a jóvenes amantes de la cocina.
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