Gonzalo González sabe que mientras más profundas sean nuestras raíces, mejores serán los frutos.
Por: Grethel Delgado
Este chef mexicano tiene voluntad de acero y manos para la cocina. Logró cumplir su sueño cuando cruzó la frontera para llegar a Estados Unidos. No fue nada fácil, nunca lo es para el inmigrante. Pero un camino espinoso enseña a valorar más los logros. Por eso, el chef Gonzalo González se enorgullece de sus raíces cada día.
Espíritu de superación
Con los años, las calles de San Francisco se han vuelto su segundo hogar. Pero jamás olvida su México adorado, y aquellas escenas familiares en su pequeño pueblo donde preparaban la comida, entre mujeres desplumando gallinas y tostando chiles.
Ahora, en esa enorme ciudad estadounidense, ha logrado ganarse el respeto de los paladares más exigentes. Su éxito es un ejemplo para otros inmigrantes.
Llegó a los Estados Unidos sin saber inglés y comenzó a trabajar lavando platos a cambio de comida. Posteriormente comenzaron a pagarle 4,70 dólares la hora. Compartía un apartamento de una habitación con 9 personas, y estudiaba mientras tenía dos trabajos fregando platos.
Un chef lleno de recuerdos
Su habilidad en la cocina fue reconocida por los jefes de los restaurantes donde trabajaba. Fue así como le dieron la oportunidad de aprender en otros puestos. Así, probó los distintos oficios dentro de un restaurante, hasta encontrar su vocación por el arte culinario.
Ahora, Gonzalo González es dueño de una marca de restaurante llamada”Nopalitos”, que tiene que ver mucho con sus raíces. Con dos locales en San Francisco, California, “Nopalitos” es una oportunidad para comer bueno y sano, gracias a que sus recetas son mexicanas y sus productos orgánicos.
Recetas para todos
Por si sus logros fueran poco, su experiencia como profesor de culinaria y como chef, le llevó a compartir lo bueno con el mundo. En colaboración con Stacey Adimando, el chef Gonzalo González publicó un libro titulado “Nopalito: A Mexican Kitchen”, donde ambos comparten sus conocimientos culinarios y el amor por la comida mexicana.
Las fotografías son de Eva Kolenko, y son apetitosas invitaciones a probar cada receta que aparece en el libro.
Un sinnúmero de recetas e ingredientes conforman el libro. Maíz para pozole, jalapeños curtidos, queso fresco, esquite con crema y queso, totopos con chile, huaraches de huitlacoche y hongos, chilaquiles rojos con huevos, ensalada de nopales, y muchos más, hacen del libro un tesoro para tener en nuestras cocinas.
“Trato de representar a mi gente al hacer platos con tradición e historia”.
Como narra Gonzalo en la introducción del libro, nació en un pequeño pueblo de Veracruz llamado Catemaco. De su familia aprendió a amar la cocina mexicana, su enorme cantidad de sabores y el arte de preparar comidas tradicionales.
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Gracias a su labor como chef y profesor en una escuela de culinaria, Gonzalo mantiene vivas antiguas recetas veracruzanas y poblanas. Según expresó a San Francisco Chronicle, “trato de representar a mi gente al hacer platos con tradición e historia”.
Sus productos son frescos y el resultado del apoyo de mercados y trabajadores del campo de la zona, que surten con frecuencia a Nopalitos. De este modo, aquel inmigrante que llegó con 16 años a lavar platos, ahora contribuye a que otros tengan trabajo.
El éxito de Gonzalo es un ejemplo de que cuando el trabajo se hace de corazón y dedicado a la familia, se obtienen sabrosos resultados.
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