Caminar por los mercados populares y empaparse de sus aromas y colores, es acercarse al México más auténtico y vibrante que existe.
México cuenta con más de 2,300 mercados tradicionales, 80 centrales de abastos y 5,700 tianguis.
Uno de los legados más antiguos de México son los tradicionales mercados. Cuenta la leyenda que los españoles quedaron impresionados por el espectáculo que ofrecían los mercados nativos, que representaban el centro de la actividad comercial de la época.
En ellos se podía encontrar una gran variedad de mercancías provenientes de distintos puntos del territorio nacional como algodón, cacao, jade, metales preciosos y un sinnúmero de especies animales y vegetales. También existían mercados especializados en ciertos productos, como el de sal en el barrio de Atenantitlan, el de perros comestibles en Acolman y los de esclavos en Azcapotzalco y en Iztocan.
Con el paso del tiempo los mercados fueron evolucionando para satisfacer las necesidades de una sociedad en constante cambio, sin embargo aún hasta nuestros días conservan ciertas características que son herencia de antiguas tradiciones, como son los altares con una imagen de la Virgen o de Cristo, que tienen su origen en la costumbre prehispánica de ofrecer sacrificios para honrar a sus dioses.
También se conservan los mercados especializados característicos del imperio Azteca, como el de San Juan, para frutas y verduras, carnes y mariscos; los de Xochimilco y Jamaica para encontrar una gran variedad de flores; el de la nueva Viga para pescados y mariscos; el de La Lagunilla para un gran surtido de muebles; y el de Tepito, conocido por su oferta de antigüedades.
Mercados como el de Medellín en la colonia Roma o La Dalia en la Sta. María la Ribera, ofrecen una gran variedad de productos y es imposible no sentirse fascinado por su explosión de colores, aromas y texturas, así como por el trato cálido y familiar de su gente, que día con día mantiene vivo uno de los legados más ricos y antiguos del país.
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