Los directivos de El Super nunca entendieron aquel dicho popular mexicano que reza: "estás viendo la tormenta y no te hincas".
Por: Omar Porcayo
Después de sostener por años un conflicto contractual con sus empleados, el vicepresidente de la cadena minorista El Super tuvo la brillante idea de aportar dinero a la campaña de Donald Trump, el enemigo número uno de los hispanos, sus mayores consumidores. Ahora están pagando las consecuencias.
La cadena filial de la empresa mexicana Chedraui reportó pérdidas históricas en el último bimestre del 2016, justo en el momento más álgido del boicot al que han convocado diversos sectores sociales.
“-1.50 %, es la baja más grande en varios años”, asegura el movimiento “Justicia para los trabajadores de El Super”, que ha denunciado abusos laborales y represalias de la administración a empleados, en su mayoría hispanos.
Los inconformes reclaman que la operadora Bodega Latina Corporation, regrese a la mesa de negociaciones junto a los trabajadores sindicalizados para establecer condiciones dignas para cientos de familias que dependen de su operación.
El Super tiene sucursales en cinco estados de la Unión Americana: Arizona, California, Nevada, Nuevo México y Texas, siendo el estado californiano donde se concentran el 45 % del total de sus ganancias. El movimiento entrega volantes en 22 de las tiendas con más afluencia y hace paros laborales en días festivos.
Según el sitio boycottelsuper.org, al boicot lo respaldan más de 100 organizaciones comunitarias incluida la Federación del Trabajo de California, con 2.1 millones de agremiados. Según sus estadísticas han logrado contactar a cerca de dos millones de clientes, de los cuales el 10 % los ha respaldado dejando de comprar ahí.
“De acuerdo con registros de la Comisión Federal Electoral, el Vicepresidente de El Super, Sal Marcianti dio dinero a Donald Trump cuatro veces, menos de dos meses antes del Día de la Elección”, se lee en uno de los volantes que los informes entregan en las tiendas de California.
“Así es. Un Vicepresidente de El Super hizo cuatro donaciones separadas, al hombre que ha prometido construir un muro de mil millas entre Estados Unidos y México”, agrega, recordando las palabras de Trump respecto a que los mexicanos son “violadores” y “criminales”.
“Muchos de los trabajadores se sintieron traicionados porque este Vicepresidente tiene un rango alto en la compañía y apoyó a este candidato contra la comunidad. El Super no solamente emplea a una gran mayoría de gente migrante mexicana y centroamericana, vive de los consumidores que en su mayoría son mexicanos y latinos, quienes ahora son perjudicados por la acción que tomó”, dijo a Sin Embargo, Rigoberto Valdéz, del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Alimentos y el Comercio (UFCW, por sus siglas en inglés).
El UFCW instó a la matriz mexicana, Chedraui, a informar a sus accionistas sobre los efectos del boicot y los conflictos con la comunidad a raíz del boicot.
“Consideramos que este creciente apoyo al boicot, puede impactar la situación financiera, administrativa, y de operaciones de la empresa, lo cual tienen derecho a conocer los accionistas, y más cuando la filial de Chedraui en Estados Unidos contribuye de manera significativa a los ingresos y al crecimiento del Grupo, por lo que se tendría que tratar como un asunto relevante”, expresó el sindicato en una carta dirigida al presidente y director general de la firma, según reporta Forbes.
Los ejecutivos de El Super por su parte, negaron que la caída en las ventas obedezca al boicot. Argumentaron que la caída del 7.5 % en los precios de los alimentos y el clima de incertidumbre en la comunidad latina por la victoria de Trump en las elecciones, generó una baja en las ventas.
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