Primero le dieron la espalda a México, ahora se la hacen a Trump.
Por: Omar Porcayo
A principios de año Ford se retractó de una inversión de 1,000 millones de dólares en el estado mexicano de San Luis Potosí, dejando “vestidos y alborotados” a cientos de trabajadores que ya se habían comenzado a capacitar para laborar en el gigante automotriz estadounidense. Ahora la empresa regresará “con la cola entre las patas” a territorio azteca para producir un vehículo crossover eléctrico.
Jim Farley, presidente de mercados globales de Ford, dijo a The Wall Street Journal que la empresa ha decidido cambiar la producción del auto aún sin nombre de la planta en Flat Rock, a las afueras de Detroit, a Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México.
Aunque Trump había celebrado en febrero que Ford invertiría 700 millones de dólares en Michigan y que construiría ahí sus autos eléctricos, Ford volvió a virar salvaguardando sus intereses económicos.
La producción que comenzaría en 2020, permitiría a la compañía construir autos eléctricos a menor costo. México es el séptimo productor de autos en el mundo, entre otras cosas por su mano de obra calificada y económica.
Según Farley, el movimiento va más allá de reducir costos y “permitirá que la planta de Flat Rock sirva como el ‘centro de inteligencia’ de Ford para los vehículos autónomos”.
Los consumidores mexicanos no perdonaron el desplante de Ford y lo manifestaron en una caída en las ventas de sus autos. Por si fuera poco, el ingreso neto de Ford Motor Co. cayó casi 40 % el año pasado, por su decisión de cancelar la planta de San Luis Potosí y un importante ajuste en las pensiones.
Merecido lo tienen, por haberle seguido el juego a Trump.
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