El terror de "La Migra" en California está afectando hasta a los granjeros que votaron por Trump.
La acometida antiinmigrante de la administración Trump sigue lacerando con fuerza a la industria agrícola de los Estados Unidos establecida en el Valle Central de California, uno de los puntos neurálgicos de la producción de alimentos en el país.
En el mes de febrero las redadas masivas del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) dejaron un total de 232 personas detenidas. Aunque la mayoría de los arrestos (180) se hicieron a personas con antecedentes criminales u órdenes previas de detención, hubo otros colaterales que desataron el terror y la incertidumbre entre los inmigrantes indocumentados que trabajan en el campo, así como en los granjeros que cada vez son más estrangulados por la falta de mano de obra.
“No van a ser sustituidos por trabajadores estadounidenses”, dijo a Los Angeles Times, Manuel Cunha Jr, presidente de la Liga de Granjeros de Nisei, que representa a los empleadores y sus trabajadores en el estado de California.
Cunha Jr. aseguró que la vendetta de la administración Trump en contra de California por haberse declarado “estado santuario” los tiene de rehenes y ha incrementado la ansiedad de la industria.
“No castiguen nuestros negocios. Nosotros no fuimos los que creamos el estado santuario”, aseveró.
Desde el principio de la presidencia de Donald Trump, muchos granjeros que lo apoyaron durante su campaña por sus promesas de desregularización y descenso de impuestos, manifestaron su arrepentimiento porque la retórica en contra de los inmigrantes generó vacíos en su fuerza laboral que no van a ser llenados por estadounidenses.
Y es que la vieja perorata de que los inmigrantes le quitan el trabajo a los trabajadores nacionales sigue quedando en evidencia, pues ni con mejores salarios los empleadores han logrado subsanar los puestos que quedan vacantes por la persecución de “La Migra”.
“¿Quién va a trabajar en los campos? Nadie”, dijo al diario angelino Melitón Ferrez, trabajador veracruzano con 13 años de experiencia en el campo, que debido a las largas jornadas de sol a sol que pasa, tiene serios problemas en la espalda.
“Éste es un trabajo difícil, todos lo que lo hacemos somos de México”, aseguró.
Los inmigrantes que siguen trabajando y alimentando al país se han visto orillados a cambiar sus rutas para ir al trabajo y a comprar comida, temerosos de que ICE se pueda aparecer en el camino.
Ninguna queja de los empleadores ha hecho recapacitar a Donald Trump, que esta semana ha subido el tono de su tono antiinmigrante con falsas declaraciones como que la caravana de inmigrantes que se dirige a EE. UU. debe ser detenida en México porque quieren aprovecharse de DACA.
Para casi cualquier persona con mínimo conocimiento del alivio migratorio implementado por el expresidente Barack Obama, es evidente que ningún inmigrante recién llegado puede solicitar inscribirse a DACA. Sobre falsedades así es que está cimentada la política de inmigración que tiene en vilo a millones de personas alrededor del país.
Facebook
Twitter
Instagram