Los granjeros y ganaderos que votaron por Trump son las primeras víctimas de su guerra comercial.
Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe.
Las continuas provocaciones de Donald Trump han colmado la paciencia del gobierno mexicano que finalmente – y después de dos años de ataques – da visos de rebeldía y un contraataque frontal a su contraparte estadounidense.
Este jueves la administración de Enrique Peña Nieto anunció que impondrá aranceles a diversos productos norteamericanos en represalia por la decisión de Trump de gravar las importaciones mexicanas de acero y aluminio.
De esta forma, México establecerá un gravamen a las importaciones provenientes de Estados Unidos de piernas de cerdo, aceros planos, manzanas, uvas, arándanos y quesos, entre otros productos.
“Esta medida estará vigente hasta en tanto el gobierno estadounidense no elimine los aranceles impuestos”, estableció en un comunicado la Secretaría de Economía.
.@EPN informó a su homólogo canadiense sobre las medidas compensatorias que #México pondrá en marcha de manera inmediata, por un monto equiparable al nivel de la afectación, y que estarán vigentes en tanto el gobierno estadounidense no elimine los aranceles impuestos.
— Eduardo Sánchez H. (@ESanchezHdz) May 31, 2018
De esta forma, las preocupaciones de muchos productores estadounidenses cuyo mayor mercado exportador es México, se concretaron.
Desde el inicio de la presente administración, asociaciones de ganaderos y granjeros en zonas como California, Texas y Wisconsin, habían manifestado su temor porque la política antimexicana de Trump generara una guerra comercial que afectara sus ingresos.
Texas por ejemplo, exporta más a México que a cualquier otro lugar del mundo. Uno de cada tres productos que salen del estado van a su vecino del sur, siendo su principal socio.
Los productores de uva en California y las lecherías en Wisconsin, van a sentir los efectos de los aranceles a sus productos, tanto en Canadá como en México.
Irónicamente, muchos de los condados rurales donde se producen estas materias primas se decantaron en las pasadas votaciones por Trump, entusiasmados por sus promesas de desregularización y beneficios fiscales.
En medio de la renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, el arancel al aluminio y al acero, afectará sectores estratégicos para la región como el automotriz, aeroespacial y electrónico, advirtió México.
En relación al TLCAN, México tampoco ha dado su brazo a torcer y varios plazos fatales se han cumplido sin llegar a un acuerdo. Las reglas de origen y los salarios de los trabajadores mexicanos, han sido de los principales obstáculos.
El contraataque mexicano coincide con un endurecimiento del discurso del presidente Peña Nieto frente a su homólogo.
El martes en un mitin en Nashville, Trump recuperó la idea de que será México el que “al final pagará por el muro” fronterizo. “No, NUNCA, ni ahora, ni después, México pagará por el muro”, respondió Peña.
Presidente @realDonaldTrump: NO. México NUNCA pagará por un muro. Ni ahora, ni nunca.
Atentamente, México (todos nosotros).
— Enrique Peña Nieto (@EPN) May 30, 2018
Semanas antes, Peña Nieto había ordenado a su gabinete revisar todos los acuerdos de cooperación vigentes con Estados Unidos, en respuesta al envío de miles de efectivos de la Guardia Nacional a la frontera. Las autoridades mexicanas consideraron la militarización de la franja como un acto hostil, que podría terminar con acuerdos en materia de seguridad y combate al contrabando.
Ante representantes del gobierno federal y de la sociedad civil, el Secretario @LVidegaray reiteró que en su relación con Estados Unidos, el @gobmx seguirá defendiendo con absoluta seriedad los intereses de México y los mexicanos. pic.twitter.com/WIwJiStn8A
— SRE México (@SRE_mx) May 31, 2018
Lamentablemente para Peña Nieto, esta repentina valentía ante Trump poco le suma en su maltrecha popularidad, pues gran parte de la población no le perdona que él mismo invitó al magnate republicano a Los Pinos antes de las elecciones de noviembre de 2016.
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