"Nuestra industria no puede sobrevivir sin trabajadores mexicanos".
Cada vez son menos los mexicanos que emigran a Estados Unidos, de hecho en 2015 fueron más lo que regresaron a su país que los que lo dejaron. Si a esto aunamos las deportaciones masivas y el clima político hostil, lo que hay es un baja sensible en la población que tarde o temprano dejará un hoyo evidente en la economía estadounidense.
“En este momento, si tuviera 80 tipos, podría darles trabajo a cada uno de ellos”, se quejó el empresario estadounidense Steve Johnson, que cultiva naranjas en Florida, en entrevista con The Wall Street Journal.
Al igual que otros empleadores en Estados Unidos, Johnson está preocupado por la escasez de mano de obra mexicana en los sectores agrícolas, hoteleros y de la construcción.
“Es lo peor que he visto en mi carrera”, dijo Nelson Braddy Jr., dueño de King of Texas Roofing al diario neoyorquino. “Sin la mano de obra mexicana, nuestra industria está paralizada”.
“Hay una escasez masiva de trabajadores de restaurantes”, alertó Joe Hargrave, emprendedor de San Francisco, dueño de la cadena Tacolicious.
Hargrave confesó que el crecimiento de su negocio de uno a cinco restaurantes se debió en gran parte al empeño de sus empleados mexicanos. “Nuestra industria no puede sobrevivir sin trabajadores mexicanos”.
Para nadie es un secreto que los inmigrantes indocumentados ocupan las plazas que no requieren mano de obra calificada, tienen bajos salarios y no reciben beneficios, sin embargo son puestos vitales para la infraestructura económica.
“Los inmigrantes crean oportunidades para los trabajadores estadounidenses”, explicó Giovanni Peri, economista de la Universidad de California.
“Si no se puede contratar un lavaplatos, eso frena el crecimiento del restaurante, y luego no se contratarán gerentes, que suelen ser estadounidenses”, agregó.
De los 11.1 millones de trabajadores indocumentados que se estima viven en los Estados Unidos, al menos 5.8 son de origen mexicano, pero el número ha decrecido en medio millón desde 2009 y sigue a la baja, de acuerdo con Pew Research Center.
Desde 1995 las estadísticas mostraban una curva ascendente en la población inmigrante indocumentada empleada en la fuerza laboral, pero después de 2008 se estabilizó.
Con la edad muchos mexicanos van abandonando la fuerza laboral y no hay quien la sustituya, creando un déficit en la oferta de empleos y crecimiento de la economía.
A esta tendencia descendente, hay que agregar la política intimidatoria de Donald Trump que no solo ha amenazado con levantar un muro para frenar la inmigración indocumentada, sino que también cancelaría los alivios migratorios DACA y DAPA, que permiten a jóvenes emplearse y estudiar.
“Los empleadores como yo esperan algún tipo de programa de visas de trabajo para dar a los inmigrantes un medio para trabajar legalmente y salir de las sombras. Eso va a ayudar a la economía”, se esperanzó Braddy.
El problema es que en el programa de los primeros 100 días de gobierno del próximo presidente de los Estados Unidos, solo hay medidas persecutorias, nada de fomento al trabajador temporal que a mediano plazo beneficiaría a los trabajadores estadounidenses. Irónico de parte de un candidato que prometió generar millones de empleos.
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