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#CartaParaTrump: Diana Delgado le escribió la misiva que no quería recibir

En su mensaje al presidente electo, esta chica le recuerda los momentos que compartieron mientras estudiaba en la misma escuela junto a su hija Tiffany.

Por: Grethel Delgado

Diana Delgado es la joven inmigrante que se dio a conocer por la carta que escribió a Donald Trump. En una entrevista exclusiva para Sin Embargo, comentó los hechos que le llevaron a redactar esa misiva y a seguir defendiendo sus argumentos.

En el escrito, con fecha del 8 de noviembre, Delgado recordaba los momentos en los que convivió con Tiffany, la hija de Trump. Las jóvenes estudiaban en la misma secundaria. Diana vestía con ropa pobre, y Tiffany era una chica popular.

Para Donald Trump, de la inmigrante indocumentada que se graduó con su hija.

Así se titula la carta que Diana Delgado envío a la sección de Opinión de Los Angeles Times.

“Seguramente usted no me recuerda. Usted se sentó en la tercera fila en mi graduación de la secundaria, vistiendo una llamativa corbata color salmón. Su hija Tiffany y yo compartimos seis años juntas en la escuela Viewpoint. Mientras veía la ceremonia, probablemente usted no pensó que fuera posible que una estudiante indocumentada recibiera el mismo prestigioso diploma que su hija”.

En su carta, justo antes de que Trump pasara de candidato a ser presidente electo, Diana le prometía que le iba a hacer la vida imposible. Ahora, aunque está temerosa del impacto de Trump, no se arrepiente de haber escrito la carta y mantiene sus ideas.

Pero, ¿cuál es la historia de esta chica? Delgado, de 22 años, nació en Lima, Perú, y vive en Estados Unidos como indocumentada. Llegó al país en 1999, cuando tenía apenas 5 años de edad.

Sus padres recibieron visas de trabajo, para laborar como expertos de computación en la resolución del Y2K, un sistema de programación para el año 2000.

Tras el atentado terrorista contra las Torres Gemelas de Nueva York, el país cayó en un agujero en el que temían a los extranjeros. Poco después, sus padres fueron despedidos y pasaron a ser indocumentados. Y sobre todo, comenzó el temor constante a la deportación.

A pesar de que sus padres tuvieron que trabajar en puestos que no eran afines a su formación profesional, Diana siguió creciendo. Después de sus estudios en Viewpoint, sacó una licenciatura en Lingüística y Filosofía.

Gracias a su talento, escribió excelentes ensayos durante sus estudios. En uno de ellos, de 2014, se refiere a sus padres.

“La mañana en que mi papá tenía agendada una entrevista en Jack-in-the-Box, mi mamá tendió el saco más bonito que tenía mi papá, bellamente planchado, a los pies de la cama. ‘Siempre debes ponerte tus mejores ropas para ir a una entrevista, no importa que sea muy humilde’. Y así fue como mi padre entró al establecimiento con todo el orgullo de un hombre hecho así mismo, con la espalda recta y altivo, y fue confundido con un solicitante para un puesto de administración. Cuando se explicó, le dieron el trabajo de inmediato y le entregaron el tonto mandil rojo y el gorro. Se puso el mandil sobre su saco. Pasó todo el día aprendiendo cómo freír hamburguesas y pollo empanizado, con su saco. Y cuando finalmente volvió a casa, grasiento y exhausto, empezó a pasar sus dedos por todos los pequeños orificios en el frente de su saco que hizo el aceite al brincar. Mi mamá se sonrió con culpa, él sólo la miró”.

Su visión de un futuro bajo el mando de Trump es una cadena de absurdos, deportaciones masivas, división de familias y hasta campos de detención.

A pesar de todo ese diabólico panorama, es consciente de que los héroes surgen de los momentos más terribles. Por eso, Diana seguirá luchando contra las deportaciones y la discriminación hacia los inmigrantes.

“Los dos son profesionistas y los despedían a cada rato por el E-verify (un programa para detectar a personas que trabajan sin un Número de Seguro Social o utilizan uno falso). Nosotros vivimos en Los Ángeles, él se tuvo que ir a vivir a Minnesota, a miles de millas de distancia de nosotros, es como si hubiera migrado otra vez”.

En la carta, Diana agregó el paulatino temor de su familia a perderlo todo.

“Hemos sentido la amenaza inminente de la deportación por más de una década. Aparece en las sonrisas de los agentes de policía repartiendo multas de tráfico, en la mirada sospechosa de un empleador despidiendo a mi padre por no tener un número válido de Seguro Social. Mi familia conoce el miedo tan íntimamente como usted conoce su canción favorita. Tomamos con temor el jugo de naranja y los huevos cada mañana”.

La indocumentada, que seguramente Trump deportaría en sus sueños de limpiar el país, escribe para Los Angeles Times, y da clases de español y francés en la universidad Loyola Marymount.

“Es necesario que todo mundo sepa lo que está pasando aquí. Es necesario decirle al mundo cómo en este país se viene deshumanizando a personas (los migrantes) que tienen todo el derecho a la educación, a un trabajo, a ser libres y a vivir una vida feliz”.

Finalmente, en la entrevista, Delgado afirma que la solución es enfrentar los hechos con la frente en alto, y unidos.

“Entiendo su miedo, que quieran esconderse, desaparecer o incluso regresar a sus países. Entendería si lo hacen, pero creo que deben quedarse. Nos tenemos a nosotros, a nuestras familias y a nuestros amigos. La unión hace la fuerza, no debemos permitir que nos separe el miedo. Ha llegado el momento de los héroes”.