"No le tengo miedo al chile, aunque lo vea colorado". — Dicho popular
Para los mexicanos, el chile es mucho más que un ingrediente básico de la cocina. Es, sin exageración, un símbolo patrio. Y por eso, cuando alguien reta a un mexicano a darle una mordida a un chile, no hay quien se raje —aunque las consecuencias sean terribles.
“Comer chile es una manera de ganarse el respeto tanto para hombres como para mujeres. Y los niños muchas veces en el curso de sus vidas serán presionados a comer chile para probar que se han convertido en hombres”, escribió el fotógrafo mexicano Jozef Ibarr acerca de su ensayo titulado “Los Enchilados”.
“Comer chile es una metáfora de cómo los mexicanos responden al riesgo. Es también una forma en la que mostramos nuestro coraje”, continúo el artista en el texto que publicó en Bored Panda.
Pero aunque muchas veces el picante termina provocando lágrimas, ardor en toda la boca y en caso graves hasta dolor en los oídos, comer chile no es una tortura. De hecho, la mayoría de los mexicanos salivan con tan solo ver u oler una salsa o un chile verde entero.
Por eso Jozef Ibarr le puso un reto a un grupo de paisanos suyos que consistía en comer lo más que pudieran de un chile habanero, a mordidas. Luego, con sus gestos de dolor o placer, los retrató para darle vida a su serie fotográfica.
He aquí a los felices “Enchilados”:
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